Aprender jugando es la única forma de aprender

Durante las vacaciones, seguro que habrás visto a tus peques jugar y moverse sin parar.
Seguramente pensabas que solo se divertían, pero la verdad es que aprendían jugando.

Y es que el juego no es solo diversión. El juego es la principal forma de aprendizaje de los niños, y será su principal aliado durante los primeros años, que es cuando se produce el máximo desarrollo neuronal.

Por eso, ahora que empieza la rutina, no puedes bajar la guardia a la hora de hacer que tus pequeños pasen tiempo jugando (y aprendiendo).

“El juego es la forma más elevada de investigación” Albert Einstein

¿Por qué es importante que los niños jueguen?

Jugar es la forma favorita que tiene el cerebro de aprender. ¿Conoces todos sus beneficios?

1. Permite desarrollar sus habilidades socioemocionales.

Durante el juego los niños experimentan con distintas emociones, agradables y desagradables, en un contexto que tienen bajo control y que les sirve de entreno para la vida. Por otro lado, el juego con otros niños les permite poner en práctica el reconocimiento de los deseos e intereses de los demás; la empatía, la necesidad de adherirse a unas reglas, la resolución de conflictos y la asertividad, entre otras.

2. Favorece el desarrollo cognitivo.

Al jugar pensamos, razonamos, tomamos decisiones, nos concentramos y prestamos atención. Jugando ayudamos a nuestro cerebro a estructurar su pensamiento y consolidar las representaciones mentales, especialmente a través del juego simbólico; jugar a médicos, a ser
mecánico o a cocinar para sus bebés.

3. Estimula las habilidades motrices y perceptivas.

El juego implica movimiento, especialmente los primeros meses de vida donde predomina el juego motor. Este favorece el desarrollo de las
distintas habilidades motoras (equilibrio, coordinación, etc.).

4. Estimula el lenguaje.

El juego es también un medio excelente para favorecer el lenguaje tanto verbal como no verbal. El juego implica comunicación ya sea de forma verbal, a través de un dibujo o cantando. A través del juego estructuramos el pensamiento y ampliamos el vocabulario.

5. Potencia su imaginación y creatividad.

Jugar abre las puertas a imaginar, crear mundos de fantasía, explorar, buscar alternativas, pensar soluciones, todas ellas habilidades esenciales para la vida y para cualquier emprendedor.

6. Contribuye a su bienestar emocional.

El juego es un canal que permite al niño expresar y descargar sus emociones. Además, jugar es en sí mismo una actividad placentera que facilita la segregación de endorfinas, contribuyendo a un buen estado de ánimo.

7. Fortalece la autoestima.

El juego permite al niño conocerse a sí mismo, desde una actividad placentera que le otorga autonomía y motivación.

8. Fortalece el vínculo afectivo.

Jugar con nuestro peque implica pasar tiempo de calidad a su lado, favoreciendo el vínculo afectivo que vamos reforzando con estos ratitos de juego que integran emociones positivas recíprocas.

¿Cuánto debe jugar un niño?

Los niños necesitan tiempo para jugar, es un elemento esencial para su desarrollo y aprendizaje. Os animo a incluir el juego como parte de vuestras rutinas diarias. A lo largo del día deberían haber varios momentos dedicados al juego. Además de contribuir a proporcionar un desarrollo saludable de vuestro peque, también os permitirá pasar tiempo de calidad con él/ella que fortalecerá el vínculo entre ambos.

“Los niños necesitan la libertad y el tiempo para jugar. Jugar no es un lujo, es una necesidad” Kay Redfield

¿Cómo podemos fomentar el juego?

El juego al aire libre es imprescindible. Busca parques, areneros, bosques, esplanadas, etc. donde el niño pueda correr y explorar con libertad. No dejes de ir porque llueva, la lluvia es una excelente oportunidad de aprendizaje que hay que aprovechar. Evita frases como “aquí no que te harás daño”, “deja eso”, “no subas que te vas a caer”, etc. Deja que sea el niño quien mida sus propias capacidades y supere nuevos retos.

La sobreprotección corta alas al aprendizaje.

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