La música… ¡La gran maestra del cerebro!
La música es un elemento fundamental en la primera infancia por su gran importancia en el desarrollo cerebral del niño. Es un lenguaje que despierta y desarrolla las capacidades del niño, activando los dos hemisferios del cerebro e incidiendo en las distintas áreas de su desarrollo.
El poder de la música en el cerebro de los niños
Los niños son intrínsicamente musicales, desde los primeros meses de vida muestran curiosidad e interés por los distintos sonidos que se producen en el entorno. Estos se convierten en una fuente de aprendizaje para el bebé contribuyendo en su desarrollo físico, mental y emocional. Los bebés exploran su entorno de manera natural y les motiva descubrir cosas nuevas. En el ámbito auditivo, exploran también con los distintos sonidos que se producen de manera natural. Sin embargo, lo que más les fascina es cuando descubren que ellos mismos también pueden crear distintos sonidos con su propia voz o con elementos externos.
Quizás, habrá llegado el momento en que cada vez que tu bebé tenga un objeto en la mano le guste picar. A veces puede llegar a ser molesto
y tendemos a corregirle. Sin embargo, en ese momento se está produciendo un aprendizaje importante en el cerebro del bebé que innatamente querrá seguir descubriendo nuevos sonidos con todo lo que tenga a mano.
Pronto se dará cuenta que no es solo un sonido aleatorio, si no que él mismo puede producir diferentes ritmos, intensidades y controlar la velocidad y la frecuencia del sonido, esto es extremadamente motivante para el niño y positivo para su desarrollo y su autoestima.
¡Qué suene la música!
Permitiendo que los niños improvisen con objetos o instrumentos a su alcance, descubran nuevos sonidos, experimenten y creen, estaremos ayudando al desarrollo de su atención, memoria, coordinación, lenguaje, imaginación, creatividad, regulación emocional y autoestima, entre muchas otras cosas.
Además de permitir que este aprendizaje ocurra de forma espontánea con objetos que los niños tengan a su alcance, podemos propiciarlo con instrumentos musicales de juguete adecuados a su edad. Así pues, ofreciendo la posibilidad de tener juguetes musicales a su alcance, estaremos contribuyendo en su desarrollo motor, cognitivo y socioafectivo.
¿Cuándo podemos ofrecer un instrumento musical a un niño?
Desde el nacimiento le ofrecemos sonajeros y pronto pueden empezar a experimentar con maracas, cascabeles, campanas… Una vez ya sea capaz de sostenerse sentado, se pueden introducir nuevos instrumentos de percusión como el tambor para bebés que se convertirá en su mejor aliado.
A medida que vaya ganando habilidad y coordinación, podrá plantearse nuevos retos, como hacer sonar las cuerdas de una guitarra o las teclas de un piano.
¿Cómo elegir el instrumento adecuado?
Lo ideal es que puedan usar los instrumentos de forma autónoma, por ello tienen que poder cogerlos bien y ser ligeros. Para los más pequeños, los instrumentos más adecuados son aquellos que suenan sea cual sea el movimiento que haga el bebé, como por ejemplo las maracas.
Cuanto más pequeño sea el niño más grande tiene que ser el espacio para picar, dado que su coordinación óculo-manual es menor. Así pues, ofreciendo la posibilidad de tener juguetes musicales a su alcance, estaremos contribuyendo en su desarrollo motor, cognitivo y socioafectivo.
Recomendaciones de instrumentos por edades
A partir de los 6 meses instrumentos ligeros que suenen con cualquier movimiento, como maracas o campanas.
A partir de los 12 meses instrumentos de percusión ligeros y de tamaño suficientemente grande para que el niño pueda producir sonidos fácilmente, como el tambor.
A partir de los 18 meses podemos empezar a introducir instrumentos de percusión como el xilófono dado que su coordinación óculo-manual es mayor y pueden empezar a descubrir nuevos sonidos utilizando la baqueta.
A partir de los 4 años podemos empezar a ofrecerles instrumentos de cuerda, como la guitarra, dado que en esta etapa los niños están empezando a ejercitar en mayor medida las habilidades motoras finas.